Y un elefante rosa sostiene una vela, iluminando el cielo, para que todas las niñas perdidas de noche puedan encontrar el camino de vuelta a casa.

¡Wow! Mil mortales creyendo poseerme. Nadie es dueño de nadie, ¿cómo hacértelo entender? Sólo le debo mi alma al todopoderoso, Dios y yo siempre nos llevamos muy bien. Cómo me gusta reír. Me gusta verme reír. Podría sentarme frente al espejo por horas mientras me veo reír con los ojos desorbitados y llenos de lágrimas. Pero es el sonido que hace mi risa lo que me excita más. Y luego pienso. Reflexionar siempre me caga la vida. ¿Sabés lo triste que es estar riéndote sola? La imbécil de mi mente nunca me puede dejar en paz. ¿Y qué? ¿Qué carajo me importa? Nadie es dueño de nadie y esa es la verdad más triste alguna vez comprendida. Buenos tiempos son estos. Al menos para mí que soy feliz aun entendiendo. La vida es buena si no te cuestionás lo que es imposible de modificar. Da igual. Y quizá deba confesar que lo dejé porque no me llevó a ver Crystal Castles. Mi rebeldía es propia de una nena consentida y malcriada. Todos son monstruos y yo soy el único ángel. Da igual. Luces, cámara, acción. Dejame salir a actuar. Hoy solo quiero ser linda, ser inteligente siempre me jugó en contra. Sacame a bailar por toda mi habitación y decime que soy como año nuevo para vos.


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