Y un elefante rosa sostiene una vela, iluminando el cielo, para que todas las niñas perdidas de noche puedan encontrar el camino de vuelta a casa.


Era extraña. Tuvo una secta en el secundario. 
No le bastaba escribir amenazas en aerosol y creció. 
Aprendió a hipnotizar a aquellos que nacieron para dejarse controlar. 
Todo le resultaba fácil porque el mal estaba de su lado. 
Creció más y tuvo una pandilla. 
Iban a todos lados armados con revólveres de juguete. 
Tenían rituales los fines de semana. 
Los obligó a limpiar su sangre hasta la sobriedad para enfermar sus mentes. 
Usaban máscaras de animales para que no los reconozcan durante sus fechorías. 
¿Esto los hace sentir bien? ¿Los hago sentir bien? Es todo lo que importa. 
Ustedes son todo lo que me importa. 
Sé que no estaremos aquí para siempre pero la felicidad es todo lo que importa. 
Nuestra carne no va a seguirnos después de muertos ¿y qué si le hacemos daño?


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