Aritos de unicornio.
Me hace ruido todo lo que no decís.
La mano me duele y no es de golpear paredes.
Está latiendo.
Veo negras mis venas de infección.
Ya fue, yo me sigo creyendo una pendeja más.
Nunca necesité tanto que el universo estallara a nuestro alrededor.
Nunca sentí tan claros y tan animales mis deseos.
Las ninfas no saben de respeto ni de buenos modales.
Por más dulce que se sienta hincarte el diente en la yugular, le tengo miedo a la electricidad.
Suena a metal.
Y me mareo.
Veo sangre y si no grito para que me sueltes voy a morir electrocutada.
Seamos sólo huesos y piel quemada.
Es nuestra alma la que se sigue arrastrando por las calles con los tímpanos perforados y los ojos abrillantados.
Nos imanté para disfrutar de la lluvia de meteoritos y safar.
¿Y cómo podría explicarte todo lo que me hacés sentir si ni siquiera aprendí a hablar?
Maté a Peter Pan para que nadie lo vea fracasar.
Si tuvimos el mal gusto de crecer dejame hacerlo tragedia y ahogate en melancolía que la melancolía sabe a vino.
Él es alguien importante ahora.
Aritos de unicornio vos lo viste venir y lo invitaste a pasar.
Para enfermar y enviciarse un poco más.
Son tiempos difíciles y el ruido turbio de tu guitarra me va a matar.
No te hablo a vos, ya no le hablo a nadie más.
Quiero llorar o poderme callar.
Y me querés bañar en antiséptico pero ya te infecté.
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