No quiero. No tengo miedo. ¿Por qué
querría domar la niebla que sos? Cuando entrás a mi habitación tu
sombra cuelga, se desdobla y multiplica. Sos millones. Estás por todos lados. Debajo de mi cama mi sombra juega, se
ríe y se esconde. Tener el control es para el fandom. A mí dejame acá, desatando los
cordones de tus borcegos. Bardeemos la
verdad. Lo que era intocable está a punto de comenzar a vacilar y va a terminar
deshilachado. Quiero besar las manos que te sostuvieron al nacer y desmembrar
los pies que te patearon al caer. Bajo la luz de
la luna después nos vamos a sentar a beber en copas de cristal la sangre de los
torpes que tocaron a la puerta de nuestro hogar. Estuve lejos
mucho tiempo, no me dí cuenta. No lo pude ver hasta ahora.
Y ahora no quiero
hacer nada. No quiero mover ni una coma de lugar. Quiero quedarme quieta
contemplando. Si alguna vez me
vuelvo en tu contra, arrancame la máscara y poneme de vuelta en mi lugar.
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